Continuar, no desistir, perseverar no desanimar, ir hasta el fin, pase lo que pase, venga lo que venga, lluvia, sol, la perseverancia también forma parte del ADN de Dios.
Esa también está en toda criatura, en la naturaleza del hombre y de la mujer. Pero ahí te preguntas: “¿Entonces por qué es tan difícil ver eso?” Es verdad, lo normal es que la gente desista fácilmente. Bien sea en los estudios, de una relación, de un objetivo, de una carrera, de una dieta, de una amistad, de una academia, de un libro, de un hábito bueno, de un matrimonio, de la fe, e incluso de sí mismos.
El ser humano tiene la calidad de la determinación en sí, pero sólo unos pocos la desarrollan. Lo peor es que mientras más desistes, más va a desistir en el futuro. Es como si eso se volviera un mal hábito en ti. El pensamiento de fracaso viene con tanta fuerza: “Ah, pero ya lo intentaste y desistirse una vez, es mejor desistir ahora, antes de que pierda más tiempo con eso.”
La perseverancia es esencial para cualquier ser humano, sea quien que sea. Para todo en la vida se necesita perseverancia. Nada se conquista sin ella, no se mantiene nada sin ella, y no nos satisfacemos también sin ella. Eso también es divino.
La Biblia está repleta de ejemplos de personas que perseveraron y de otras que no perseveraron. Y al final de la Biblia, a menudo leemos: “Al que venciere …” Por lo tanto, todo en la vida, requiere de perseverancia.
Explicó el pastor Igor responsable de la reunión de los Casos Imposibles, el pasado sábado.