Nací en un hogar destruído, mi padre nos abandonó a mi hermana gemela y a mí, fui criada por mi madre y mi padrastro, esto me llevó a sufrir muchos traumas en mi infancia.
A los 12 años intenté suicidarme por causa de los conictos internos que tenía, creía que si me moría nadie me iba a extrañar.
Sentía un gran vacío, e intenté llenarlo con diferentes distracciones.
Un día mi tío me llevó a ver un partido de fútbol, desde ahí me volví una aficionada al extremo del fanatismo; esto me llevó a perder amistades, familia y todo a mi alrededor y el vacío que sentía sólo crecía a medida que los años pasaban.
Al conocer la Iglesia Universal y participar de las reuniones de liberación, mi vida fue transformada. Hoy soy una joven diferente, y el vacío que había en mí, fue llenado por la Presencia de Dios.
Después de ser abandonada por mi padre, intenté superar el dolor del rechazo con el fanatismo, pero sólo pude sentirme completa cuando conocí a Dios
•• Janaina Santos