Mi hija sufrió un accidente en moto y su pierna izquierda quedó destrozada, luego de 22 cirugías y dos meses sin recuperarse fue diagnosticada con Osteomielitis crónica – una infección al hueso; su pierna había comenzado a supurar mal olor.
Los médicos dijeron que la única solución era amputarle toda la pierna para evitar que la infección en esa área se extendiera más.
En ese momento conocí el trabajo que realiza la Iglesia Universal, dondé acudí inmediatamente y decidí sacrificar aunque no tenía las condiciones de hacerlo, mi voto fue mi todo. Después de bajar del altar donde entregué mi voto y pedido tuve la certeza de que el milagro ya había acontecido.
15 días después de haber realizado ese acto de fe mi hija se curó de la Osteomielitis y de otra infección que supuestamente no tenía cura, al practicarle nuevos éxamenes el diagnostico mostró la veracidad del poder de Dios a través de mi fe y sacrificio.
Hoy mi hija está curada, hace deporte, estudia y disfruta de una buena salud, gracias a Dios.