El domingo 26 de abril en el Santo Culto en su Hogar transmitido en vivo desde el Templo de la Fe por OromarTV a las 8:30h, el obispo Ronaldo Santos dio un mensaje de fe y esperanza.
“Dios es mi luz y mi salvación, ¿de quién temeré? El Señor es la fortaleza de mi vida, ¿de quién he de atemorizarme?” Salmos 27:1
El miedo provoca un gran mal para el alma, causa angustia, ansiedad e inquietud. Al enfocarse en las circunstancias que amenazan la vida, la salud, la familia y la estabilidad, normalmente el ser humano se debilita y se torna prisionero de esos sentimientos. Pero, al decidir colocar los ojos en el Altísimo y en Sus promesas, pasa a tener certeza de que no estará solo, aún en medio de los peligros. Por escoger hacer del Señor su Luz, vence las tinieblas que lo cercan. Y por creer que no lucha con sus propias e limitadas fuerzas, pero sí con el poder invencible de Dios, no se postra delante de ningún problema.
El miedo es la ausencia de Dios, debido a eso, en estos tiempos de crisis, muchas personas han sido vencidas por él, a tal punto que se sienten enfermas.
“Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado. Una cosa he demandado a Dios, ésta buscaré: que esté yo en la casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Dios y para buscarlo en su Templo.» Vers. 2-4
¿Usted ha notado que en las palabras de David no había miedo? Al contrario, sus palabras eran de seguridad y confianza delante de sus adversarios. Eso se debía a que el mayor deseo de David revelaba como él definía sus prioridades.
Al pedir para estar en la Casa de Dios todos los días, él demostraba que su prioridad era estar continuamente en la presencia del Altísimo.
Su confianza en el Dios Eterno no era fruto de la casualidad, pero sí, una consecuencia de sus decisiones.
Eso significa que, nuestras decisiones muestran lo que priorizamos en nuestra vida.
Sepa que todo lo que es espiritual, contraría la naturaleza humana.
Por lo tanto, si no hubiera una lucha diaria y disciplina para su práctica, la comunión con Dios será perjudicada.