“Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí. Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente”. Juan 6: 53-58
El Señor Jesús se dio por entero, de cuerpo, alma y espíritu, es decir, toda su carne y su sangre, y es eso lo que Él estaba enseñándonos a través del texto bíblico, pues lo que quiere de nosotros, es que hagamos un pacto con Él, que así como Él lo dio todo por nosotros, también lo demos todo por Él, que dejemos de agradarnos a sí mismos para agradar a Él, pues quien entienda y practique este pacto, vivirá eternamente junto a Él.
En este mundo nada es eterno, sin embargo, las personas hacen de todo, incluso se matan y traicionan por poco y nada; muchos están perdidos y desorientados, viven pensando que, si tuvieran más dinero, una mejor casa o un mejor trabajo serían felices o tendrían más status, pero, casi nadie está dispuesto a dar su vida para obtener la salvación, que es justamente lo que el Señor Jesús enseñó.
Por el hecho de no entender lo de hacer un pacto con el Señor Jesús, es que muchos han ignorado su alma, no dándole el cuidado que necesita, pues tampoco saben cómo hacerlo, por eso, también ignoran que después de la muerte ya no habrá más nada que se pueda hacer, no habrá oraciones ni súplicas que cambien el rumbo de esta.
Nadie puede arreglar el pasado, pero si la persona se arrepiente de sus pecados, podrá cambiar su futuro. Es decir, si usted le entrega su pasado a Jesús, le pide perdón por todos los pecados cometidos y obedece Su Palabra, empezando por el bautismo en las aguas, Él hará «borrón y cuenta nueva» con usted, el pasado ya no importará.
El alma es lo más precioso que tenemos, por eso debemos cuidarla, para que al final de nuestra vida, esta se encuentre con Jesús.