«Era un hombre de negocios en la industria de envases de plástico. Tenía una empresa con 200 empleados. Pero terminé en la ruina. Llegué al punto de no tener dinero ni para comprar un paquete de galletas para mi hija, de tres años.
Viendo la programación de la Universal en la televisión y cansado de esa situación, decidí conocer la Iglesia. Poniendo en práctica todo lo que aprendí en las conferencias, sabía que mi vida iba a cambiar.
Cancelé todas las deudas, hoy soy dueño de un grupo de empresas que opera en varios segmentos comerciales. Tengo cuatro coches importados, que en conjunto valen medio millón de dólares y nueve apartamentos «.