Desde muy pequeña tuve problemas espirituales, pesadillas e insomnio; en búsqueda de un futuro mejor nos fuimos a vivir a otra ciudad, donde los problemas espirituales aumentaron, veía “duendes”, quienes en la madrugada me despertaban; mi mamá me llevaba al médico y ellos decían que yo me inventaba todo.
Una vecina que se dedicaba al curanderismo se enteró del tormento que padecía, le dijo a mi mamá que podía ayudarme, me hizo un ritual, pero todo empeoró, comencé a sentir terror por las noches.
Después pasé a sufrir con trastornos hormonales, económicamente estaba mal, a veces me acostaba apenas comiendo pan y agua. En el área sentimental había pasado por varias decepciones y llegué al punto en que no quería estar con nadie.
Me sentía sola, vacía, desarrollé un odio hacía mi madre porque pensé que ella no me quería y no me entendía.
Recibí una invitación a la Iglesia Universal, al llegar el pastor me orientó y después de real i zar una oración por mí, me dijo que a partir de ese día yo iba a dormir bien, y así sucedió, empecé a participar con más frecuencia en la Iglesia y fui liberada de los tormentos espirituales, hoy se que no eran “duendes” sino espíritus malignos, los que gracias al poder de Dios salieron de mi vida, nuevos exámenes corroboraron que estaba curada y mi familia fue restaurada.
Me bauticé y entregué cien por ciento mi vida a Dios. Participe de una Hoguera Santa porque deseaba recibir el Espíritu Santo y así sucedió, lo recibí y a partir de entonces Él ha sido quien me da dirección, concluí mis estudios, soy médico cirujana y administró de un centro de salud, conquisté estabilidad económica, no dependo de nadie, ni vivo prestando a los demás, formé mi propia familia, conocí a un hombre maravilloso y estoy felizmente casada, gracias a Dios. Yo decidí cambiar y a través de la fe, fue posible.