Para el ser humano siempre será más fácil intentar ayudar a los demás, hay quienes pasan horas meditando en la vida y comportamiento de otras personas, pero en relación a sí mismas ignoran muchas cosas y cuando perciben que algo no está bien en su interior o exterior, muchos prefieren hacerse los desentendidos, actuando como si nada está pasando con ellos, siendo así el tiempo pasa y no consiguen resolver sus propias dificultades, a veces un complejo, trauma, tristeza, resentimiento, enfermedad, un problema familiar, la falta de dinero, en fin. Amigo lector, quien en la práctica vence sus problemas, se vuelve más apto para enseñar a otros a ejecutar una actitud para vencer.
A continuación lea la historia de una mujer que no aceptó más seguir en el estado que se encontraba, pues los dolores en el cuerpo la limitaban.
Decidí luchar por mí
Siempre he sido una persona que lucha por lo que cree que es correcto, pero eso apenas trajo resultados cuando incluí a Dios en mi vida.
Padecía con dolor en la cabeza y rodillas, lo que no me permitía ni siquiera subir un escalón, tomaba medicamentos pero no veía mejoría, obviamente esta situación me dejaba triste, porque ninguna persona le gusta estar enferma.
Pero decidí luchar por mí, por esto desde hace algún tiempo he venido participando en la Concentración de Fe y Milagros, donde bebiendo el Agua Bendita he ido superando las dificultades que tenía, los dolores desaparecieron, es como si un peso saliera de mí, consecuentemente mi estado anímico cambió, me siento feliz y ágil para realizar mis tareas cotidianas. La fe hace posible aquello que anhelamos. Sr. Rosa Zabala
Participe todos los domingos de la Concentración de Fe y Milagros, a las 9H, en la Av. de Las Américas 305, Norte de Guayaquil o en la Iglesia Universal más cercana a su hogar y reciba la misma oportunidad que tuvieron cientos de personas, para poder cambiar el rumbo de sus vidas.