Desde los 9 años de edad empecé a sufrir de depresión, tenía muchos conflictos en mi interior, lo peculiar de mi problema es que nadie se daba cuenta de todo lo que yo pasaba, ni cuanto dolor había en mi interior.
Sólo yo conocía mi sufrimiento y dolor, nunca demostré a nadie la angustia y el vacío que tenía.
En mi trabajo todo era perfecto, cumplía cabalmente con mis tareas y responsabilidades, sonreía a mis compañeros, conversaba con ellos como si todo estuviera bien, pero al llegar por las noches a mi casa el vacío me embargaba, me encerraba en mi cuarto, trataba de dormir, pero no podía, pasaba toda la noche llorando, cansada de cargar con una máscara de “felicidad”, que no existía, planeé mi muerte.
Participando de las reuniones de liberación, mi vida cambió completamente, hoy soy feliz de verdad, tengo ganas de seguir viviendo, el vacío y la angustia ya no están más.
•• Victoria Araujo