Mujeres de una familia que no pueden tener hijos; adicciones que han estado presentes en varias generaciones; padres e hijos que sufren las mismas enfermedades, o que no logran ser felices en el amor, o que no consiguen despuntar económicamente. Casos imposibles como estos bien pueden sugerir algún mal genético o determinados patrones de conducta que afectan a varias personas, pero, aún así, la pregunta es: ¿Hasta cuándo?.
Muchos simplemente no aceptan que existen cosas que no pueden ser explicadas por la razón o la ciencia humana. Y aún cuando tratan de dar una explicación, al final no proveen la solución para el problema. En las Escrituras, Dios habla de las maldiciones. La Biblia aclara que existen influencias espirituales que nos bendicen o nos dañan. Debido a que estos males son de origen espiritual, solamente Dios puede librarnos de ellas. Por eso Él advierte cuán importante es atender Sus palabras, por lo que está escrito: “…Señor, ¿Hasta cuándo me olvidarás? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo te esconderás de mí?¿Hasta cuándo mi alma y mi corazón habrán de sufrir y estar tristes todo el día? ¿Hasta cuándo habré de estar sometido al enemigo? Señor, Dios mío, ¡mírame, respóndeme, llena mis ojos de luz! ¡Que no caiga yo en el sueño de la muerte! ¡Que no diga mi enemigo: “Lo he vencido” ¡Que no se alegre si yo fracaso! Yo confío en tu amor; mi corazón se alegra porque tú me salvas.…” Salmos 13