Al poco tiempo de casarme, me detectaron quistes en los ovarios, dijeron que no podría tener hijos, conversé con mi esposo y esa situación nos incomodó, pues ese problema no estaba en nuestros planes.
Debido a eso, decidimos apelar a la fe en Dios; cada domingo llevaba la botella con agua y una vez consagrada la bebía determinando el milagro. Dios revirtió el diagnóstico que había recibido. Después de tres meses de perseverancia en la reunión de Fe y Milagros me dieron la noticia de que estaba embarazada. Hoy gracias a Dios tenemos una hermosa niña que además está saludable. Nuestro sueño fue realizado.
•• Sra. Yadira Fierro