Muchas personas al iniciar sus pasos con el Señor Jesús comenzaron bien, en obediencia a Su Palabra, pero, con el paso del tiempo se desviaron y cayeron en la fe, porque quitaron su mirada de lo más importante que es la SALVACIÓN DEL ALMA, priorizando las conquistas de este mundo.
«Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?» (Mateo 16:26)
La misma Palabra de Dios nos revela este hecho a través del ejemplo de los diez leprosos, nueve de ellos fueron sanados e inmediatamente se apartaron de Jesús y siguieron con sus propias vidas. O sea, sólo vinieron a Jesús por el milagro, por aquello que estaban necesitando en aquel momento.
La fe más importante, es aquella que nos lleva a ser llenos del Espíritu Santo, pues es Él, quien mantiene la llama de la fe encendida dentro de nosotros.
El apenas conocer la Palabra de Dios, no nos traerá ningún resultado exitoso.
Hay que tener fe para obedecer la Palabra y así ponerla en práctica. No como muchos, que son religiosos, y se han apegado sólo a los pasajes Bíblicos que les conviene, como el Salmo 23 que dice: “El Señor es mi pastor, y nada me faltará”, pero han menospreciado los textos más importantes que hablan de la salvación del alma.
Cuando hablamos de la Salvación, hablamos del hecho, Dios habitando dentro de nosotros. Por eso usted no puede ponerla en riesgo.
Amigo lector usted debe estar vigilante cada día para no caer en tentación y así preservar su alma; esto es vivir con TEMOR DE DIOS (RESPETO A DIOS, NO MIEDO).
El diablo está en todo momento observando su vida, sus fallas, tendencias e inclinaciones, para así armar una trampa y hacerle caer, y con esto quitarle la Salvación que Dios le ha dado. Y usará el brillo de este mundo, para generarle codicia, o sea, el querer las cosas de este mundo, pues es con ella que tentará sus ojos, pretendiendo hacerle caer el día de mañana.
Por eso es que usted nunca puede dejar de buscar lo más importante que es el Reino de Dios.
Mientras viva preocupado con las cosas de Dios, se mantendrá puro, en Santidad.
Una vez que la persona cae en la fe, el diablo le genera el orgullo de pensar que está bien, hace a la persona despreciar las enseñanzas y correcciones del Señor Jesús, cuando esto sucede, el levantarse es casi imposible.
Por eso, ¡Cuide de su Salvación en primer lugar y después de todo lo demás!