Cuando alguien se siente al límite, angustiado, desesperado y sin cualquier esperanza, es común considerar la hipótesis de desistir al derecho de vivir. Es como si esa persona estuviese perdida en un laberinto totalmente oscuro, como si no hubieran puertas de salida, es un dolor emocional tan fuerte, que la hipótesis de simplemente dejar de respirar es una opción viable.
Las personas que intentaron suicidarse porque no le encontraron más sentido a la vida, buscaron la ayuda de expertos, sin embargo, esa acción sin resultados, aumenta las probabilidades de morir por suicidio.
El suicidio transmite el deseo de una persona en huir o acabar con su sufrimiento y, por otro lado, pone de manifiesto el deseo de comunicar su sufrimiento a otros.
Cada persona tiene sus propios motivos, sea un cambio repentino, las circunstancias de la vida, tales como dificultades financieras, desempleo, la perdida de estatus socioeconómico, cambios en el contexto familiar o en el amor, la sensación de aislamiento, soledad y la ausencia de horizonte o proyectos a futuro.
Planear esporádicamente, el suicidio es una decisión momentánea, incluso si los amigos y familiares contemplan ese acontecimiento como algo repentino, sorprendente o chocante. En la gran mayoría de los casos, el suicidio es planeado, pues la persona elabora un plan, estipula una fecha, define un método y piensa en esa hipótesis un buen tiempo, antes de tomar una decisión definitiva.
Ante esta problemática, la Iglesia Universal realiza una reunión de liberación espiritual, todos los viernes, donde se combate todos los males espirituales que llevan al ser humano a pensar que no hay más solución, que nunca será feliz, que la vida no tiene sentido o que no vale la pena luchar por ser feliz.
No entendía lo que me sucedía
“Sufría de diversas perturbaciones espirituales, que me llevaron a sentir que mi vida no tenía ningún sentido.
Oía voces, veía que las puerta se abrían sin que nadie estuviera cerca, cuando conseguía conciliar el sueño me despertaba a causa de pesadillas, además, constantemente, pensaba en que vivir no tenía sentido por eso mejor estar muerta.
Por otro lado, sentía la presencia de espíritus acercarse a mí en cuanto estaba sola, era como si hubiera una persona a mi lado pero no había nadie, esto me generaba miedo y nerviosismo.
Busqué ayuda con psicólogos, pero el tiempo fue pasando y llegué a un momento donde no pude más aguantar tanta perturbación, debido a que no entendía que era toda aquella situación, era tan ignorante en cuanto asuntos de tipo espiritual, por eso pensé que era mejor morir.
Cuando llegué a la Iglesia Universal fui atendida por un pastor quien abrió mi entendimiento al respecto del por qué tanto sufrimiento con la actuación de espíritus malignos en mi vida. Empecé a participar de la cadena de liberación espiritual y Dios me liberó de todos aquellos males, así recuperé la seguridad, la alegría, las ganas de vivir y la paz que había perdido. Pronto fui bautizada con el Espíritu Santo y Él me blindó, para nunca más tener una vida sin sentido”, finaliza la Sra. Lilia N.
Participe de la Sesión de Liberación Espíritual en la Av. de Las Américas 305 o en la Iglesia Universal más cerca de su hogar, este viernes a las 7H, 10H, 15H y especialmente 19H.