Comencé a sentir fuertes dolores en el abdomen y defecaba sangre.
Después de realizarme exámenes me detectaron cáncer de colon, tuve varias operaciones y complicaciones, por las que estuve en cuidados intensivos, hice sesiones de quimioterapias y radioterapias que eran muy dolorosas; me alimentaba sólo de vitaminas por medio de una sonda. Los médicos le dijeron a mi esposo que yo no conseguiría sobrevivir.
Pero a través de la fe que ya conocíamos en la Iglesia Universal, luchamos y perseveramos por el milagro, mi esposo llevaba el agua a las reuniones y le pedía a Dios que la consagre, como no podía beber ni agua, él colocaba una gota en mi boca con un gotero.
Dios me dio la certeza de que no moriría y eso me dio fuerzas y aliento para luchar. Poco a poco mi cuerpo fue sanado. Después de nuevos exámenes se constató el milagro, estoy curada y sin secuelas gracias a Dios.
•• Sra. Ahildes S.