El Día del Niño es una ocasión especial en la que celebramos a los más pequeños de la casa, pero no se trata sólo de eso. Sí bien es cierto que siempre se busca en su día hacerles pasar un momento agradable y ameno, hasta consentirlos, también se busca la manera de concientizar sobre sus derechos.
La idea de festejar el “Día del Niño” surgió hace ya más de 40 años, el 20 de noviembre de 1959, cuando la Asamblea General de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) tuvo una reunión en la que decidió reafirmar los derechos de los niños universalmente.
Desde entonces y aunque la celebración mundial es el 20 de noviembre, cada país ha elegido un día especial para celebrar y organizar actividades, con el fin de ayudar a desarrollar el bienestar de los pequeños en todo el planeta.
El Ecuador fue el primer país en América Latina y el tercer país en el mundo en haber ratificado la convención, celebrándolo fielmente el 1 de junio de cada año.
Sin olvidar lo importante que significa este día la Escuelita Bíblica Infantil (EBI) organizó un festejo especial en conmemoración de todos los niños del país.
Iglesias del Guayas, al sur de Quito, Manta, Quevedo, Babahoyo, Ricaurte, Quinindé, San Lorenzo, Esmeraldas, Ambato, Coca, Ibarra, Lago Agrio, Jipijapa, Portoviejo, Otavalo, Pedernales, Balao, Tulcán… abrieron sus puertas a decenas de niños para festejar con ellos, su día.
Con presentadoras extrovertidas co-animando al conocido animador, con trayectoria de más de 35 años en el mundo del entretenimiento, Tiko Tiko, miles de niños acompañados con sus padres, se dieron cita en la Av. de las Américas, 305 para participar de la fiesta que sería efectuada a primeras horas de la mañana del 31 de Mayo.
Canciones, obras de teatro, concursos, juegos y sorteos no dejaron de faltar, pero un momento cumbre en la reunión fue cuando el pastor Walber Barboza presentó una oración especial por los niños ahí presentes y sus padres.
“Los niños aprenden a través de ejemplos, cuando ven a sus padres siendo personas honestas, respetuosas, dedicadas, verdaderas; ellos se vuelven espejos de todas esas virtudes”, explicó el pastor Walber antes de comenzar a orar y consagrar a todos los niños que había sido ungidos en la entrada para recibir la protección de Dios.