“¡En la vida las cosas no ocurren porque nosotros queremos, sino porque trabajamos para eso!”
Sería muy fácil y poco o nada exigiría de cada ser humano si las cosas ocurrieran apenas “porque queremos”. Es cierto que los sueños, la fuerza mental y el deseo de que las cosas pasen, desempeñan un papel muy fuerte en su concreción.
Es así que la Fe se inicia, sin embargo, para sustentarla, llevarla a buen puerto (que es la concreción de sus sueño y objetivos), es necesario trabajar.
Las cosas no surgen de la nada, nuestra intervención es más que necesaria, es obligatoria, y es esto lo que constituye nuestro trabajo, nuestra participación para que las cosas pasen. ¿Y cuál es el nivel de trabajo necesario? ¡El que haga falta!