Fui ingresada en el hospital por un fuerte dolor lumbar y en el lado derecho del abdomen, dijeron que era apendicitis; sería operada y tendría una pronta recuperación, pero en realidad todo estaba por empeorar.
Cuando el apéndice se reventó me causó una gran infección, perdí algunos centímetros del intestino, por lo cual debería usar una bolsa de colostomía por 2 años.
Después de 9 días en el hospital los dolores no cesaban, no conseguía comer nada y 12 de los 18 puntos se habían abierto, tomaba muchos antibióticos, pero no mejoraba.
El diagnóstico empeoró, pues descubrieron que tenía la enfermedad de Crohn, la cual no tiene cura y afectaría mi salud drásticamente.
Sin embargo, yo no perdí mi confianza en Dios e hice un voto con Él y le entregué toda mi vida. Mi mamá me llevaba el agua consagrada, la cual me daba a beber con un sorbete. Nunca perdí mi fe, por ese motivo, un mes después el nuevo diagnóstico fue favorable, no tenía nada; el médico no creía lo que estaba sucediendo, y después de una nueva biopsia el milagro fue constatado.
Estoy curada y no quedé con ninguna secuela gracias a Dios.
•• Sra. Lauriany Américo