Hay casos de familias enteras marcadas por tragedias como separaciones, miseria, asesinatos, suicidios y enfermedades. ¿Fatalidad?, ¿una infeliz coincidencia? O ¿una maldición hereditaria? Sin embargo, toda maldición tiene un origen.
“… Yo visito en los hijos la maldad de los padres que me aborrecen, hasta la tercera y cuarta generación.”, (Éxodo 20:4-5). No se trata de religiosidad o superstición, sino de algo real, que ha destruido la vida de aquellos que no tienen la protección de Dios. Muchos han sufrido por causa de una maldición hereditaria y no lo saben. El mal actúa en la vida de las personas de varias maneras, y una de ellas es por herencia. El hecho de que la persona nunca se haya involucrado con los espíritus o que profese una religión cristiana, no impide que los demonios se apoderen de ella y de sus generaciones para seguir con su obra maligna.
Solamente el poder de Dios es capaz de romper todas las maldiciones. Está escrito: “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.” Santiago 4:7
Mientras que nosotros no determinemos que el mal salga, él prevalecerá. No se trata de religión, sino de restauración, transformación de vida, cancelación de maldición.
Si usted siente que es víctima de una maldición hereditaria, participe este viernes de la Reunión de Liberación para romperla.
Encontré una forma de quebrar todas las maldiciones
Era una persona de mal carácter, no solamente en temperamento sino también en cuestión de integridad, solía cogerme las herramientas para venderlas y lucrarme, era mentiroso e impulsivo. Pero en el fondo era un hombre triste, me sentía vacío y por todo me desesperaba.
Tenía tuberculosis, me dijeron que debía hacer un tratamiento; el cuerpo me temblaba, sufría con fuertes dolores en los pulmones, cuando tosía votaba coágulos de sangre, mi esposa intentaba cuidarme aplicándome los medicamentos, pero no había mejoría.
Mi mamá me llevó a los brujos y ellos me dijeron que había sido víctima de una brujería. Después me quedé sin trabajo, consecuentemente sin recursos, mandaba a mi esposa a la casa de mis padres para que no nos faltara que comer.
El peor momento de mi vida fue cuando ya no tuve fuerzas para trabajar, pues la enfermedad estaba muy avanzada, sabía que mis días estaban contados y que me llevaría a la tumba la misma vida destruida que vi en las generaciones anteriores de mi familia y la frustración de no haber alcanzado la felicidad.
Recibí una invitación a la Iglesia Universal, empecé a participar y poco tiempo después oí hablar de la Campaña de Israel, vi en ella la oportunidad de obtener una vida transformada y me lancé a ese paso de fe. El pastor habló del Espíritu Santo, dijo que Dios había prometido dárnoslo, entonces pensé ¿cómo sería tener el Espíritu de Dios dentro de mí? Fue así que decidí sacrificar mi ego, renuncié a todo lo que hacía de mal y pedí a Dios Su Espíritu, cuando lo recibí, todo cambió, me volví una persona completamente diferente, decidido, equilibrado, experimenté una paz que nunca conocí, así como una alegría inexplicable. Además fui sanado, Dios me dio visión de colocar un negocio, mi matrimonio y familia es una bendición. La maldición fue quebrada, gracias a Dios. (Sr. Hugo Reyes)
Este viernes traiga una prenda de vestir suya o de un familiar, estaremos consagrándolas en la sesión de Liberación Espiritual, para que al ser presentadas al Dios que libera y arranca todos los males, su vida y la de sus familiares quede libre por la fe de toda y cualquier maldición. En la Av. de Las Américas 305 o en la Iglesia Universal más cercana a su hogar, a las 7H, 10H, 15 y especialmente 19H.