Vengo de una familia en la que solo había fracasos en el amor: mis padres, tíos y primos terminaron separándose. En cambio, yo me había casado bien, pero empezaron a surgir las envidias, y un familiar me empezó a hacer brujería en la comida por algo que dije. Mi esposo y yo comenzamos a tener muchos problemas, hubo infidelidades por ambas partes.
Después, me involucré durante años en la adoración a entes malignos, pero eso no me favoreció en nada. Tenía problemas en la columna y otras enfermedades, vicio por la marihuana y el alcohol. Incluso tuve varios intentos de suicidio. Como ya no le veía solución a nuestro matrimonio comencé una demanda de divorcio», contó Rocío Briones.
La envidia no es solo desear lo ajeno, también implica querer ver a la otra persona caer. Sin embargo, tanto la víctima como el envidioso desconocen que esta afecta espiritualmente. El obispo Edir Macedo explica que quienes la poseen, suelen juzgar con malos ojos a los demás, por lo que su interior (su corazón) está en tinieblas y, por consiguiente, todo su entorno. Ahora bien, es necesario hacer una autoevaluación, para sacar ese sentimiento maligno.
Otra situación a la que Rocío se enfrentó fue a la envidia en su empleo. «Había una señora que envidiaba a mi jefa e hizo de todo por robarle sus clientes. A final de cuentas yo también resulté dañada, pues por esa envidia y la falta de ingresos en mi trabajo, no podían pagarme mi sueldo completo».
Pero la vida de Rocío tuvo un giro de 180 grados cuando puso su fe solamente en Dios. No obstante, para ella el camino no fue sencillo cuando comenzó a ir a las reuniones de liberación en la Universal: «fue difícil dejar los vicios; aun yendo a este lugar, seguía con los pensamientos de que estos eran mi escape, hasta intenté suicidarme, pero mi hija me vio, aquello me dolió. Ahí tomé la decisión de cambiar y abrirle mi corazón a Dios. Saqué todo lo que había en mi interior, deseché los ídolos de los entes malignos, me deshice de todo lo que tenía de alcohol y me alejé de quienes me inducían al vicio».
Rocío decidió seguir y obedecer la voz de Dios, según las Escrituras, con el tiempo, Él empezó a obrar en liberándola de todo el mal: «mi esposo se sorprendió porque empecé a cambiar mucho, dejé de ser explosiva. Después de que recibí el Espíritu del Señor, hubo más cambios; Su presencia es esencial para mantenerme protegida del mal, además, la envidia ya no entorpece mi vida. Nunca sabes quién quiere hacerte daño, pero con Dios de tu lado uno resulta vencedor.
Hoy vivo una historia diferente: mi matrimonio se reconstruyó, mis hijos están bien y yo me encuentro libre de las enfermedades, de los vicios y de los tormentos», finalizó.
Viernes de Liberación Espiritual
Es por eso que todos los viernes se lleva a cabo un encuentro cuyo propósito es ayudar a las personas que están siendo perjudicadas en uno o varios aspectos de su vida por una maldición y no consiguen tener tranquilidad.
Por eso nosotros le recomendamos que venga y toque en el manto de luz.
No dejes pasar más tiempo y participe en la reunión de liberación espiritual. Le esperamos, especialmente a las 7 p. m., en el Templo de los Milagros, ubicado en Avenida de las Americas #305 Norte de Guayaquil. Pero si se encuentras al interior del Pais puedes consultar en este enlace la dirección de la Iglesia Universal más cercana a su hogar.
¡Participa en este encuentro!
(*) La asistencia espiritual no sustituye los cuidados médicos. Será el tipo de trastorno, su origen y el modo de ser de la persona los que configurarán la manera de orientar, en cada caso.