Por ver las constantes peleas en mi casa, sentía que me perseguían, veía bultos, escuchaba voces, tenía el vicio de la pornografía y masturbación.
Cuando me involucré con malas amistades conocí las barras bravas, donde tuve muchos problemas y comencé a consumir drogas.
Me apareció una fuerte bacteria en el estómago, por lo que mis padres gastaron mucho dinero en médicos, brujos y todo empeoró.
Siempre llegaba una voz a mi pensamiento diciendo, “Quítate la vida, tú no sirves para nada.” y todo esto causaba mucho dolor y amargura en mi corazón.
Cuando me invitaron a la Fuerza Joven, vi la última oportunidad para cambiar de vida. En los Encuentros de la FJU, Dios me perdonó, me sanó y liberó del vicio de la pornografía y las drogas.
Ya no necesito de las malas amistades ni las barras bravas para ser feliz. El Espíritu Santo me dio una nueva vida y quiero que todos sepan que es el Único que hace nuevas todas las cosas en el Señor Jesús.
•• Jean Menéndez