Por doce años padecí con un problema de tuberculosis pulmonar derecho y gastritis crónica avanzada.
Debido a estas enfermedades caminaba encorvado. Me dijeron que mi problema de salud era serio, a tal punto que no podían darme dos medicamentos, ya que ambos eran fuertes, tanto el que servía para tratar la tuberculosis como el de la gastritis.
Mes a mes iba a los chequeos sin encontrar una solución. Pasaron a realizarme varias endoscopias, para lo cual debían sedarme ya que no soportaba ese proceso, cuando despertaba, me sentía terrible, con dolor y escupiendo sangre.
Sentía que estaba en un callejón sin salida. Así llegué a la Iglesia Universal, donde pasé a realizar el propósito de fe del Agua Bendita, aprendí a buscar en Dios lo que necesitaba para mi vida y Él operó un milagro para sorpresa de los médicos y la mía, pues meses después, tras realizarme nuevos exámenes constataron que estaba totalmente curado, gracias a Dios.
Sr. Carlos Garaicoa