“Aconteció que la misma noche le dijo el Señor: Toma un toro del hato de tu padre, el segundo toro de siete años, y derriba el altar de Baal que tu padre tiene, y corta también la imagen de Asera que está junto a él; y edifica altar al Señor tu Dios en la cumbre de este peñasco en lugar conveniente; y tomando el segundo toro, sacrifícalo en holocausto con la madera de la imagen de Asera que habrás cortado”. Jueces 6:14-15
Primero, Gedeón debía derrumbar el altar de baal, luego edificar un Altar para Dios, para sólo entonces presentar su sacrificio.
El Altar es la prioridad, pues éste representa a Dios. El altar es Dios. De nada sirve ir al Altar y presentar un sacrificio material, si éste no representa la propia vida.
Dios quería darle una gran victoria a Gedeón sobre esos 7 años de humillación, sin embargo, para que eso fuera posible, Dios necesitaba tener en Sus manos la vida de Gedeón. Era necesario que Gedeón se entregue por completo, ya que el pueblo estaba sufriendo porque se habían dejado a Dios de lado, habían hecho un altar, pero no para Dios, y sí para baal y a él presentaban sus sacrificios. Debido a eso, Dios le dijo a Gedeón lo que debía hacer, derribar el ese altar, que representaba el altar del mal, ¿y qué sería ese altar de baal en los días de hoy? Sería la duda, el miedo y pensamientos negativos que muchas personas cargan dentro de sí, ese altar debe ser derrumbado, para luego hacer lo que hizo Gedeón, pues una vez derrumbado el altar de baal levantó un Altar para Dios, de sacrificio, fe, certeza, confianza y valentía, que es lo que una persona necesita para vencer.
El segundo toro que Dios pidió en sacrificio tenía siete años, el mismo tiempo que Israel tenía viviendo bajo la opresión de sus enemigos y en la miseria, eso quiere decir, que el toro fue generado en aquel período de humillación y era el sustento en medio de caos, sin embargo, aún teniendo esa representación para la familia de Gedeón, Dios lo pidió en sacrificio.
Hoy en día también debemos manifestar esa fe, es en medio de esta crisis mundial que debemos generar un sacrificio para Dios, aquello que representará nuestra vida en Su Altar. Aquello que Él le pida, será lo que traerá la transformación en su vida, eso es lo que hará la diferencia y lo que llamará la atención de Dios.
Del 12 al 19 de Julio estaremos subiendo al Altar para presentar a Dios nuestra vida a través de un sacrificio y completo. El Altar no falla, Dios no le quedará debiendo nada a nadie, pues cuando hay una entrega de fe Él se manifiesta.