Estaba enferma, tomaba pastillas a diario, a veces no tenía para la comida y fiaba en las tiendas; mi hijo era rebelde y bebía mucho, mi hija estaba enferma, a mi otro hijo no le iba bien en el trabajo.
Era nerviosa, lloraba todos los días e incluso pensaba en el suicidio como solución. Mi hermana me invitó a la Iglesia Universal y desde aquel día mi vida empezó a ser transformada, hice cadenas de oración, empecé a manifestar mi fe y fui viendo los resultados, fui curada al igual que mi hija, hubo prosperidad y liberación de los vicios y la rebeldía.
“HOY TODA MI FAMILIA ESTÁ BAJO EL ABRIGO DEL ALTÍSIMO. VIVIMOS EN PAZ Y ARMONÍA”. SRA. ANITA LUQUE