Cuando leemos un artículo ya sea de este en un periódico, una revista, un libro, etc.; consecuentemente podemos ver el espíritu que el autor quiere transmitir para el público. Cuando leemos y meditamos en la Palabra de Dios, bebemos del Espíritu de Dios.
“Si alguien tiene sed, venga a mí, y el que cree en mí, que beba. Como dice la Escritura, del interior de aquél correrán ríos de agua viva. Con esto, Jesús quería decir que los que creyeran en él recibirían el Espíritu; y es que el Espíritu todavía no estaba, porque Jesús aún no había sido glorificado.” (Juan 7:38-39)
Aquellos que creen en el Señor Jesús, como está escrito, y quieren recibir su Espíritu, no pueden ir a terceras personas para saciar su sed. Cuando queremos conocer más a Dios, tenemos que buscarlo más, participando constantemente en las reuniones de búsqueda del Espíritu Santo los miércoles y domingo, ayunado, orando, etc.
Lo que Jesús trajo para nosotros no es religión ni una simple información, lo que Él nos trajo fue el Agua que brotará de nuestro interior y nos hará una fuente viva. Cuando usted bebe de esta agua no será más una persona depresiva, triste, no dependerá de otro para ser feliz porque usted será la propia felicidad. El Espíritu de Dios fluirá a través suyo.
Quien cree en el Señor Jesús y se entrega a Él de cuerpo, alma y espíritu, de su interior van a correr palabras de vida; palabras que van a salvar a otras personas desesperadas; palabras que van a levantar a los caídos; palabras que van a darle vida a las personas que están muertas; palabras que van a traerle espíritu a las personas que no tienen espíritu. Es creer en el Señor Jesús como dice la Escritura – y no como dice el obispo, el pastor, el cardenal, el padre o la religión A o B, ¡no! Sino creer en Jesús como dice la Palabra de Dios.
Cuando usted recibe el Espíritu de Dios, su rostro se ilumina, puede notar el sufrimiento de los demás a través de su mirada. Con el Espíritu Santo, usted pasar porá problemas, como todos pasamos, pero no estará triste, tendrá paz en su interior aunque por fuera se esté librando una guerra.
Si usted quiere recibir el Espíritu de Dios, beber de esa Agua de Vida, debe saber una cosa: nadie recibe el Espíritu de Dios sin dar su vida por entero a Jesús. Usted da su vida, la sacrifica por Él, y Dios le dará Su Espíritu.