“Combatir contra uno mismo es la batalla más difícil y, junto a ello, vencerse es la victoria más importante” mencionó durante la reunión de Casos Imposibles el pastor Igor. A la inteligencia corresponde regir la conducta humana, y esto constituye una pelea diaria contra todo lo que en nuestra vida debe mejorar, o contra lo que nos aleja de los objetivos que nos hemos marcado.
¿Pero no es poco natural eso de marcarse objetivos contra uno mismo? ¡No!, debemos conocernos un poco y tener claro cuáles son nuestros defectos dominantes para ir superándolos, la batalla principal debe estar marcada.
Debemos otorgar, en definitiva, a la inteligencia y a la fe, ese dominio sobre todos los actos de nuestra vida.
Cuando un ejército vence a otro, aquel que es vencido es dominado por el vencedor, y en este caso, al vencer tus miedos, levantarás la bandera de la victoria inmediatamente.
Las banderas son una demostración de la presencia de Dios levantada en alto entre la gente.
Después de la victoria de los israelitas sobre los amalecitas, Moisés levantó un altar y le puso por nombre “El Señor es mi Bandera” (Éxodo 17:15).