Se queja sobre el clima, del atendimiento en el restaurante, del autobús, de la temperatura del café, de los compañeros de trabajo, de la política e incluso el tono de voz de algunas personas. Para el quejumbroso, cualquier cosa es motivo para señalar los defectos y disparar una ráfaga de críticas. Nada parece lo suficientemente bueno para él.
Sin embargo, quejarse varias veces al día, todos los días, es una señal de que algo no anda bien. La alerta es de la psicóloga y consultora organizacional Meiry Kamia. Ella explica que el límite entre el arrebato ocasional e insatisfacción crónico es la frecuencia que las críticas ocasionan. La queja constante puede indicar el comienzo de una depresión o un mal hábito adquirido con la repetición de las quejas. "Es mucho más fácil echar la culpa a los demás que a asumir la responsabilidad por la conducta de sus vidas", dice.
Muchos quejumbrosos creen que son perjudicados o víctimas del mundo. "Porque se colocan en la posición de víctima, el quejumbroso no tiene la fuerza para resolver sus problemas. Es una especie de muleta psicológica, que no lleva a lugar ninguno, sólo aumenta la sensación de frustración", dice Meiry.
Una opinión similar es compartida por la psicóloga Danyla Borobia. "Este tipo de persona es aquella que va acumulando quejas e insatisfacciones, y sólo puede ver el lado negativo de todo. Generalmente sufren de baja autoestima y en consecuencia es intolerante con ella y con los demás", dice.
Naranja podrida Blanco Barón, especialista en el comportamiento humano y la programación neurolingüística, cree que los quejumbrosos sufren de falta de sentido común. El dice que el problema generalmente empeora con el tiempo, ya que muchos de ellos no admiten que incomodan. "La persona no se da cuenta que está siendo aburrida, porque terminó entrenando la mente para ver sólo el lado negativo de las cosas. El primer paso para cambiar es tomar conciencia de sus propias actitudes", aconseja.
Quien tiene un amigo quejumbroso, ¿qué debería hacer? Para Blanco, una buena manera es mostrar que los problemas pueden resolverse. "Cada vez que el amigo se queje, sugiérale una solución o pregunte qué puede hacer para cambiar lo que le incomodó. Rompa el ciclo. Si nadie da oídos a su letanía, el parará de quejarse", enseña.
La psicóloga Meiry Kamia afirma que el quejumbroso funciona como una "naranja podrida" en cualquier entorno, ya que puede contaminar el estado de ánimo de las personas a su alrededor. "Así como hay personas que tienen la capacidad de alegrar el ambiente con su presencia, quien se queja demasiado hace que el entorno sea más 'cargado', difícil" analiza.
Conozca las características de los “ quejUmbrosos” e ident ique si sus críticas se estan pas a n do de los límites.
Piloto automático Si usted se queja todo el tiempo y no puede controlar sus disgustos, talvez sus reclamos se han vuelto un mal hábito.
Fuera de lugar Si usted está excluido por sus amigos o colegas de trabajo, los cuales no aguantan más de 5 minutos a su lado, cuidado; su conversación puede no estar agradando.
Comentarios negativos Si sus amigos y familiares dicen frases como “tu solo reclamas”, “no sé, pero tu nunca estás satisfecho” o “eres demasiado exigente”, es hora de pensar en hacer frente a este problema.
Postura de víctima El quejumbroso acostumbra a sentirse víctima de todo tipo de situación. Si usted dice constantemente que el mundo está en contra de usted, esa es una señal de que sus quejas se están volviendo exageradas.
Intolerancia Las personas muy perfeccionistas no soportan los errores de otros ni sus propios defectos. El problema es que ellos en general expresan verbalmente la insatisfacción por medio de una ráfaga de críticas. ¿Usted también hace eso?
Mundo de soledad Quien observa apenas el lado negativo de la vida también corre riesgos de ser tachado como quejumbroso. Además de esto la insatisfacción constante puede indicar infelicidad crónica, depresión y problemas de autoestima.