“A pesar de sentir dolores, me decían que no tenía nada”.
Tenía fuertes dolores, en el pecho, cabeza, espalda y piernas. Me realizaron una resonancia magnética, pero no me detectaban nada; no había una explicación lógica para los dolores. Debido a eso no tenía paz, no conseguía dormir, incluso, tuve que abandonar mi casa e irme a vivir con mis familiares.
Me invitaron a la Iglesia Universal y desde la primera reunión que participé pasé a sentirme bien. Hoy tengo paz, alegría y gozo de buena salud, gracias a Dios.
Sra. Alexandra
“La fe no nos deja aceptar vivir llenos de tantos dolores que nos quitan la paz”
Pasé a sufrir con dolores en los huesos; por las mañanas al levantarme no podía ni cerrar las manos, pero decidí hacer un desafío con Dios, comencé a usar con fe, el Agua Bendita y gracias a Dios los dolores cesaron.
Sra. Azucena