El dolor y sufrimiento de muchos años terminaron cuando aprendí a usar mi fe.
Participe de la oración en favor de sus seres queridos.
Cuando llegué para participar en la Concentración de Fe y Milagros que se lleva a cabo los domingos, estaba sufriendo con varias enfermedades, entre ellas problemas de colesterol y triglicéridos, además tenía anemia.
Con el paso de los días, fui aprendiendo a usar mi fe y confiar plenamente en las promesas de Dios.
Llevaba una botella con Agua para ser consagrada, y cuando la bebía determinaba que estaba curada, y el milagro sucedió, estoy libre de todos los problemas de salud, pero no apenas eso, pues a través de todos los propósitos de fe en los cuales he participado, Dios me transformó interiormente, me dio paz, alegría, me convirtieron en una mujer de fe, segura, Él bendijo a mi familia y me dio una vida económica estable. Hoy gracias a Dios mi vida está bendecida en todos los sentidos.
•• Sra. María Palma