Estaba sumergido en los vicios del alcohol y drogas, esto me llevó a la ruina, ya que todo el dinero que ganaba lo gastaba en el vicio; mi esposa me abandonó no sólo por la adicción que tenía, sino porque yo era una persona desequilibrada, la maltrataba, humillaba y prefería estar con mis amigos en la calle que pasar tiempo con mi familia.
Llegué al punto de no tener dinero para comprar alimentos, menos para darle las cosas más básicas a mis hijas.
Así llegué a la Iglesia Universal donde aprendí a usar mi fe, por eso no acepté tener una vida fracasada, decidí tomar posesión de esta fuerza sobrenatural que viene de Dios, participé de la Hoguera Santa de Israel y entregué mi vida en el Altar a través de mi sacrificio. Dios respondió mi pedido y lo sigue haciendo.
Hoy mi vida se encuentra transformada, mi matrimonio fue restaurado, mi esposa, que antes decía que me odiaba, ahora me dice cuanto me ama y respeta.
La mayor conquista que tengo es haber recibido el Espíritu Santo que me llenó de paz y me convirtió en un hombre seguro y determinado, económicamente he conquistado 3 panaderías, una planta donde produzco pan para otros puntos, un carro 0km y pude viajar junto a mi esposa a Brasil a visitar el Templo de Salomón.
» Cada SACRIFICIO trae una nueva bendición. «


Sr. Eduardo Reyes.