Tenía osteoporosis en la columna, no podía caminar y atravesaba por muchos problemas económicos. Por otro lado, mi hijo estaba en los vicios, tomaba demasiado y tenía problemas con mi esposo. Todo esto me llevó al punto de entrar en un estado serio de depresión.
Así llegué a la Iglesia Universal. Poco a poco fui aprendiendo a usar mi fe. Después tuve la oportunidad de participar en la Hoguera Santa de Israel. No aguantaba más seguir enferma, presenté en el Altar un sacrificio, lo hice con toda mi fe y poco tiempo después la enfermedad desapareció, quedé completamente sanada.
Después pedí la liberación de los vicios de mi hijo, y una vez más Dios honró mi sacrificio, él dejó totalmente los vicios. Ya no tenía dudas que el sacrificio era el camino más corto a la realización de mis sueños. Así también conquisté mi prosperidad. Compré un bus, dos carros, casa propia, tengo mi negocio y personas que trabajan para mí.
Viviendo por la fe, de sacrificio en sacrificio, mi vida está completamente transformada. Mi matrimonio también fue restaurado, hoy me llevo muy bien con mi esposo, mis hijos están bendecidos, pero, lo más importante que conquisté en mi vida, es la presencia de Dios, esto me trajo paz, seguridad y una alegría que nunca antes había experimentado.
» La presencia de Dios en mi vida me dio paz, seguridad y alegría. «
“Vivir por la fe, es vivir de sacrificio en sacrificio, ese es el camino que trae resultados”.
Sra. María Josefina Lucano.