Es muy interesante encontrar personas preguntándose por qué no podemos matar, o incluso por qué no debemos robar. Cuando se habla de la abstinencia sexual, el panorama cambia. ¿Cómo obedecer a algo que para la mayoría es tan difícil de cumplir? Muchos caen en la tentación porque ignoran o no entienden la verdadera voluntad de Dios.
Funciona de la siguiente manera: “El muchacho conoce a una chica y esta se enamora de él y, para probar que su amor es verdadero, ella tiene que dormir con él. Con miedo de perder al muchacho de sus sueños, se entrega, y él, después de algún tiempo, la cambia por otra. Y aquella que antes era solo una joven, ahora es una futura mamá.”
Ella: Durante algún tiempo, evita relacionarse con otros muchachos, pues está demasiado disgustada. Pero, pasados esos momentos, se enamora nuevamente y, esta vez, se jura a sí misma que nunca va a perderlo. Entonces, sucede todo de nuevo: El mundo se desmorona sobre su cabeza y termina sola una vez más. Y se pregunta: “¿Qué van a pensar de mí mis amigas?” o “¿Qué va a decir esta vez mi familia? ¡Debe haber algo mal conmigo!” Mientras ella se entrega a cualquiera que aparece en su camino, siempre habrá algo malo con ella. Su vida íntima, que debería ser preservada, ¡pasó a estar a disposición de cualquiera que llame a su puerta!
El sexo es lo más íntimo y personal que existe en una relación entre dos personas y, por eso, no debe ser hecho con cualquier hombre o novio. El acto sexual es la alianza que hace que un hombre y una mujer se conviertan en un solo cuerpo después del casamiento.
Muchas mujeres no se dan cuenta de la importancia del sexo después del casamiento. Piensan que se trata solo de un deseo carnal simplemente demasiado fuerte como para ser controlado. Solo que, en realidad, lo que su carne desea no es el sexo en sí – lo que ella más quiere es tener el hombre de sus sueños a cualquier precio. El sexo es solo un arma.
Él: El muchacho le echa el ojo a una chica y decide que quiere “estar” con ella. Ella percibe el interés del chico, se siente halagada, y en seguida da luz verde. Charla rápida, intercambio de teléfonos, encuentro marcado. El conquistador sabe exactamente lo que ella quiere oír. Ella finge que le cree. Inmediatamente, en algún lugar, en la cama más cercana (no estrictamente necesaria), se da el sexo.
La cuestión está relacionada a una ley básica del ser humano: cuanto más fácil es algo, menos valor tiene; cuanto más difícil, más valor.
-En este punto hay que culpar a las mujeres, infelizmente. No se enoje, sólo medítelo-.
En tiempos actuales la mujer se ha ido desvalorizando de varias maneras, ellas dicen tener principios, pero cuando esos “principios” se van por la “ventana” sus patrones descienden a niveles bajísimos, y ¿sabe quién paga el primer lugar? Su cuerpo, que comienza a ser un instrumento para los demás.
Lo que me intriga aún más es saber que esas mujeres son muy modernas y muchas veces feministas. “Los hombres no mandan en mí” es lo que a ellas siempre les gusta decir. Ahora, ¡que contradicción! El hombre no manda sobre ella, pero, ¿tiene libre acceso a su intimidad, exclusividad y valor?
Es por causa de las mujeres que no se valoran que muchos hombres las excluyen apenas con una mirada, las ven como un pedazo de carne y las sujetan a todo acto que denigra su valor. “¿Quién va a ser el próximo en usarlas?” Es lo que él habla con los amigos al día siguiente
Hoy en día, el sexo está en todas partes: en las películas, en las propagandas de televisión, etc. Todo el mundo lo hace, todo el mundo lo comenta, todo el mundo canta sobre el sexo, pero pocos entienden su verdadero significado y valor, pues fue creado por el propio Dios. Él creó la relación sexual para que el hombre y la mujer puedan convertirse en un solo cuerpo para el resto de la vida, de la misma forma como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son Uno. Esta unión es grandiosa, y Dios nos dio el privilegio de disfrutar de una unión semejante a través de este compromiso verdadero llamado matrimonio.
Lo que realmente sucede, en estas relaciones
1. Usted está dando todo de sí, él no tiene ningún motivo para casarse con usted – sólo sería por la apariencia. ¿Quién quiere casarse por mera apariencia?
2. Usted puede quedar embarazada y convertirse en madre soltera en cualquier momento. No se queje, usted dio lugar, y él puede o no asumir su papel de padre.
3. Usted se pone a la altura de cualquier otra mujer. Cuando termina la conquista (que es muy común en una relación así), usted es una más en la lista de las muchachas que estuvieron con él.
4. El sexo va siendo cada vez menos especial para usted, cuando tenga que ser especial, no lo será.
5. Su relación con él está basada en el aquí y ahora, no tiene perspectiva ya que no hay un compromiso serio. Y aun si decidiera casarse, como todo empezó de una forma equivocada, es muy probable que también termine de la manera equivocada, debido a que lo que tenía que ser lo más íntimo entre ustedes, ya fue descartado. 6. Su relación con Dios es inexistente porque usted vive en pecado, ya sabe eso, y no quiere cambiar.
Fuente: cristianecardoso.com