“Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Él” (Romanos 8:9).
“¿Por qué la persona que no tiene el Espíritu de Jesús es rechazada por Él?”. Con esta pregunta, el obispo Edir Macedo inició la Palabra amiga transmitida el pasado 22 de mayo.
Y la respuesta que él mismo dio fue la siguiente: “Porque el Espíritu del Señor Jesús es el Espíritu de la Fe. Y nosotros sabemos que la fe es el único canal de comunicación con el Todopoderoso”.
El Obispo explica que no hay otro medio de comunicación con Dios. Esa es la razón por la que la Biblia afirma que Jesús es el Autor y Consumador de nuestra fe. Por lo tanto, el Espíritu Santo es la fuente de la fe y de la alegría permanente.
La alegría del Espíritu Santo es permanente
No se trata de un sentimiento o alegría pasajera, siguiendo el ejemplo de lo que siente un admirador de fútbol cuando su equipo es campeón, afirma el obispo.
Independientemente de las luchas y de los problemas que, inevitablemente, tendrá que enfrentar a lo largo de la vida, “cuando la persona recibe el Espíritu Santo, Le teme para siempre, a menos de que Lo niegue o se resista y Lo entristezca”, resalta.
Cuando la persona posee dentro de sí el Espíritu Santo, tiene el Espíritu de la fe, del amor, de la honra, de la verdad y de la perseverancia. Si el Señor Jesús pasó por tanto sufrimiento, tantas pruebas, persecuciones, desiertos y venció todo, hasta a la muerte, es porque el Espíritu Santo estaba dentro de Él.
“La verdad es que nadie, humanamente hablando, es capaz de mantenerse en la fe sin el Espíritu Santo”, enfatiza el obispo.
Él aconseja que la persona que ya no tenga la misma alegría inicial se evalúe y verifique si no se trató solo de una emoción, de un entusiasmo. “Si usted es aquella criatura que está desanimada de la fe, es porque no es de una fe del Espíritu Santo. Entonces, usted tiene que buscarla”.
Él aconseja que la persona que ya no tenga la misma alegría inicial se evalúe y verifique si no se trató solo de una emoción, de un entusiasmo. “Si usted es aquella criatura que está desanimada de la fe, es porque no es de una fe del Espíritu Santo. Entonces, usted tiene que buscarla”.
Él cita como ejemplo el matrimonio. “El matrimonio que no se mantiene es porque le está faltando amor. No el amor que el mundo conoce, sino el amor de Dios, que está fortalecido, sustentado por el Espíritu del Amor, es decir, el Espíritu del Señor Jesús”.
Autoanálisis
Entonces, analice su comportamiento, especialmente en su casa, trabajo, escuela. ¿Cómo ha sido su convivencia con sus familiares y amigos? “¿Su comportamiento refleja los frutos del Espíritu Santo o de los espíritus engañadores?”, alerta el obispo.
Sin embargo, la persona que recibe el Espíritu Santo es transformada por completo. Ella tiene discernimiento, transmite paz y vida, aun ante las luchas.
Si usted desea recibir el Espíritu Santo, necesita invertir en su vida espiritual, dar lo mejor de sí mismo para Dios.
Hay personas que se sacrifican e incluso llegan a arriesgar la propia vida a causa de una pasión. Entonces, para tener el Espíritu Santo, usted no puede medir esfuerzos. Tiene que estar dispuesto(a) a hacer el sacrificio que sea necesario para recibirlo. Solamente así podrá preservar su vida eterna.
“Sin el Espíritu Santo es imposible ser feliz”, concluyó el obispo Macedo.