Los casos de depresión juvenil en Ecuador no son nada alentadores, pues se estima que hay cerca de 2.5 millones de jóvenes de entre 12 y 24 años con este padecimiento; además 10 de cada 100 de ellos ha contemplado el suicidio como una alternativa, esto según especialistas.
“La ansiedad y la depresión son los principales padecimientos que se enfrentan en esta etapa de la vida, por lo que se les debe poner especial atención. […] La mitad de las enfermedades mentales comienzan antes de los 14 años y, en la mayoría de los casos, no son detectadas ni tratadas”, explicó José Javier Mendoza Velásquez, coordinador de Investigación del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental, de la Facultad de Medicina.
Pero, en estos casos, ¿cómo se puede detectar esta patología? De acuerdo con los expertos en el tema, los cambios de humor repentinos y frecuentes, dicultad para interactuar con los demás, cambios bruscos en sus hábitos alimenticios, insomnio o dormir y comer en exceso, son algunas de las señales más comunes entre los jóvenes depresivos. Desde el punto de vista espiritual, la depresión es un estado permanente de duda.
El obispo Edir Macedo explica más al respecto: “También se considera un problema espiritual que puede solucionarse por medio de la fe, la cual no tiene nada que ver con religión. En la fe bíblica encuentra Espíritu y Vida que fluye de la Fuente Eterna: el Señor Jesucristo”.
PUNTO DE LUZ
Cientos de miles de personas en Ecuador, han comprobado el poder de la fe en el único Señor y Dios, esto es, Jesús, a través de Quien han quedado liberadas y transformadas en nuevas personas, con otras perspectivas de vida.
Participe este Viernes y pise en el Punto de Luz, para que el ciclo de cualquier maldición o problemas espiritual, incluyendo la depresión, sean quebrados. Además todas las energías negativas sean arrancadas de su vida, y así sus caminos serán iluminados y abiertos.
En la oportunidad usted recibirá, de manera gratuita, el Punto de Luz y por la fe, a través de la oración fuerte, quedará libre de aquellos espíritus malignos que han destruido varias o todas las áreas de su vida.
“Molí vidrio, le PUSE VENENO AL WHISKY y salté”
Arturo Romano: “A los siete años veía que mi papá tomaba y le pegaba a mi mamá. Eso me lo iba guardando. De noche, cuando iba a dormir, lloraba mucho, nació un vacío dentro mío”.
Ese fue el comienzo de su angustia, la depresión creció con él. Mientras tanto, su salud se deterioraba: “A los 11 años tuve un soplo en el corazón, me la pasaba en el hospital haciendo tratamientos y de eso pude salir. Pasó el tiempo y apareció la epilepsia, tomaba una pastilla, pero las convulsiones seguían.
Después comencé a tomar, la adicción estaba dentro de mí. Me encontraba enfermo y no podía beber ni desvelarme, pero yo no lograba dejarlo”.
Él creyó que no podía caer más bajo: “Toqué fondo cuando falleció mi papá, mi vida quedó por el piso. Me trasladé de ciudad, pero ya no quería vivir. Me decían que no servía para nada, creía que era un inútil. Un día decidí matarme,así que compré un whisky y veneno, molí vidrio, me tomé la botella entera y salté del segundo piso. Me dieron cuatro horas de vida”.
Sobrevivió, pero durante su recuperación, sus deseos de morir se volvieron más fuertes: “Alguien golpeó las puertas de mi casa al tercer día de salir del Hospital. Yo estaba todo enyesado y me habló de Jesús. Cuando vi esa persona con un ejemplar de El diario Universal en la mano, fue un ángel de Dios, todo para mí. Empecé a perseverar los viernes. Me curé de las enfermedades, los vicios se fueron, gracias al Señor, está todo bien”, concluyó Arturo de contarnos su historia.