¡Ser hombre es lo contrario DE SER NIÑO!
Te conviertes en hombre cuando dejas los rasgos de niño. Como escribió el apóstol Pablo: “Cuando yo era pequeñuelo, hablaba como pequeñuelo, pensaba como pequeñuelo, razonaba como pequeñuelo; pero ahora que he llegado a ser hombre, he eliminado las cosas características de pequeñuelo” (1 Corintios 13:11). En otras palabras, cuanto más reemplaces la forma infantil de pensar, hablar y actuar por una forma de pensar, hablar y actuar madura, más demostrarás que te has convertido en un verdadero hombre.
PADRE: En gran medida, su hijo basará su concepto de lo que es ser hombre en el ejemplo que usted le dé. Si usted trata a su esposa con respeto, le está enseñando a su hijo a tratar con respeto a las mujeres. Si trabaja duro para sostener a la familia —incluso cuando esto signifique hacer tareas humildes o agotadoras—, le está enseñando a ser un buen trabajador y a ser responsable (1 Timoteo 5:8). Puede que la relación que usted tuvo con su padre no fuera la ideal, y que él tampoco tuviera el mejor trato con su propio padre. Pero recuerde: en sus manos está la oportunidad de romper ese círculo vicioso; no la desperdicie. Opte por mantenerse cerca de su hijo, dele un buen ejemplo, y él tendrá más probabilidades de convertirse en un verdadero hombre, un hombre del que usted se sienta orgulloso como padre (Proverbios 23:24).
MADRE: ¿Qué puede hacer para que su hijo se convierta en todo un hombre? No use los defectos de su esposo para reprenderlo. Suponga, por ejemplo, que comete un error que le recuerda a su esposo. La tentación sería gritarle: “¡Ya basta! ¡Eres como tu padre!”. Claro, usted tiene todo el derecho de corregirlo, pero recuerde que si con sus palabras y acciones da a entender que todo lo que su esposo hace está mal, sin querer estará entorpeciendo el desarrollo de su hijo.