Empecé a tener una alergia, que según los médicos era a causa del esmalte de uñas. Esta enfermedad se apoderó de mi cuerpo, se me formaron heridas horribles. Llegué al punto que no lograba comer, hablar, caminar, ni orinar. Mi cuerpo quedó muy hinchado. Y casi atrofiado. Ciertas partes de mi cuerpo supuraban líquido. Tomé muchos remedios y nada me sanaba. Un tío me llevó a la Universal, me realizaron una oración y después de eso empecé a sentirme mejor.
A partir de ese momento empecé a participar y poner en práctica todo lo que me enseñaban. Y el milagro sucedió, fui curada gracias a Dios.