“Venid luego, dice el Señor, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana”. Isaías 1:18
Dios no está preocupado con sus pecados, pero sí con usted y si quiere, Él puede perdonar todos sus pecados.
Puede ser que haya cometido los peores pecados, incluso, puede que hasta le de vergüenza hablar de ellos, pero Dios le perdona si usted se arrepiente sinceramente.
Dios no mira cuán perverso o malo pueda haber sido una persona, Él mira que la persona esté arrepentida, si está dispuesta a entregarle toda su vida.
“Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra; si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada; porque la boca del Señor lo ha dicho”. Isaías 1:19-20
Este versículo muestra los dos extremos de la vida de una persona, quien debe decidir, si se entrega a Dios o no, Él no obliga a nadie, pero solo le da una nueva vida a la persona que ya se entregó cien por ciento a Él primero.
En el libro de Mateo 9, está relatada la historia de un hombre paralítico, al cual el Señor Jesús le perdonó sus pecados, debido a lo cual fue criticado, porque muchos en aquella época no reconocían que Jesús era el Hijo de Dios, la mayoría pensaban que Él era apenas un profeta más, sin embargo, Él siempre fue, es y será el Salvador y Señor.
“Entonces, entrando Jesús en la barca, pasó al otro lado y vino a su ciudad. Y sucedió que le trajeron un paralítico, tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados. Entonces algunos de los escribas decían dentro de sí: Este blasfema. Y conociendo Jesús los pensamientos de ellos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? Porque, ¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa. Entonces él se levantó y se fue a su casa”. Y la gente, al verlo, se maravilló y glorificó a Dios, que había dado tal potestad a los hombres”. Mateo 9: 1-8
El Señor Jesús inmediatamente percibió que aquel hombre paralítico, más allá de una enfermedad física, tenía una espiritual, estaba enfermo del alma, por eso lo primero que le dijo fue: “Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados”.
En la actualidad, sucede lo mismo, el peor problema que la persona puede tener es un alma enferma, incluso, varios expertos en la salud descubrieron que el mal estado emocional de una persona puede llegar a causar enfermedades físicas y mentales.
Muchas personas están paraliticas del alma, es esta quien se enferma con tristeza, odio, resentimiento, etc., y quien desee curar su alma, necesita entregarla al dueño de las almas, el Señor Jesús, Quien murió en la Cruz justamente para librar el alma del pecado y de la culpa.
Piense en esto.
Dios le bendiga.