Una adicción se puede definir como la necesidad del cuerpo de recibir un estimulante que se ha convertido en indispensable para él, muchas sustancias producen hábitos de consumo y la persona que las usa se considera adicto.
Las adicciones son o pueden Ilegar a ser enfermedades mentales, porque Ia ansiedad del adicto por consumir una droga o realizar actividades placenteras es incontrolable y, con el tiempo, lo conduce al desequilibrio mental.
Hay múltiples tipos de adicciones, entre ellas la adicción al alcohol, al tabaco, a las drogas, a la pornografía entre otras.
Por otra parte estudios rebelan que tener un pariente adicto a la cocaína, una madre con dependencia al tabaco o un abuelo a l c o h ó l i c o aumentan las probabilidades de que una persona siga sus pasos y desarrolle también un vicio o adicción. Así como algunas familias pasan a las nuevas generaciones problemas cardíacos o de hipertensión. A pesar del peso que puede tener el factor genético, la mayoría de los casos clínicos cuentan también con factores externos de riesgo. Así, eventos graves como un despido o la muerte de un familiar y ambientes desfavorables, una familia disfuncional o un vecindario violento pueden desencadenar una condición que vendría heredada.
Sin embargo las adicciones han estado presentes en varias generaciones; padres e hijos que sufren las mismas enfermedades, o que no logran ser felices en el amor, o que no consiguen despuntar económicamente. Casos como estos bien pueden sugerir algún mal genético o determinados patrones de conducta que afectan a varias personas, Pero, aún así, la pregunta es:
¿Por qué sucede esto? Se dice que alguien está maldecido cuando le acontecen desgracias con cierta frecuencia o en cantidades mayores que a los demás. Hay quienes argumentan que esos infortunios sólo se tratan de una coincidencia, otros se limitan a decir “así es la vida”. Y es que muchos simplemente no aceptan que existen cosas que no pueden ser explicadas por la razón o la ciencia humana. Y aún cuando tratan de dar una explicación, al final no proveen la solución para dar con el problema.
Amigo, seguramente, parientes y amigos ya han intentado ayudarlo con palabras queriendo persuadirlo a fin de que deje estos vicios y otras cosas. Sin embargo, ¿de qué le sirvió? Los deseos que lo dominan y lo llevan a hacer lo que no querría hacer son provocados por malos espíritus y usted no puede vencerlos con sus propias fuerzas porque se trata de fuerzas espirituales invisibles.
Lo que usted necesita es ayuda de la Única fuerza que puede vencer todo el mal: la fuerza de Dios.