Entienda el peligro de dejarse dominar por ellas…
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- El dinero: Desde siempre, gran parte de las personas, hacen todo por dinero: matan, engañan, roban, traicionan, recurren a negocios ilícitos, etc. El dinero no puede ser el señor de su vida. Dios no está en contra de que usted tenga dinero, pero Él sabe que su ruina vendrá, si deja que el dinero le domine, el problema no es que tenga dinero en su bolsillo, sino en su corazón. A través del Pacto con Dios, usted tendrá la prosperidad que nunca tuvo, pero , jamás deje que el dinero le domine, pues eso le hará perder la sensatez y le hundirá.
- Las personas: Hay gente que tiene capacidad, talento, formación académica, son trabajadoras, pero no prosperan, porque cuando deben decidir algo, son influenciadas por un familiar, socio, medios, etc., quien tiene que guiarle es Dios, sólo así podrá vivir la vida que Él planeó para usted.
- El pasado: Usted no conseguirá andar hacia adelante mirando para atrás. Lamentarse por errores cometidos, por tentativas frustradas no le ayudará en nada. De los errores se aprende. Si alguien dice que usted no puede y que no tiene la capacidad, ¡eso es pasado!, incluso, lo que sucedió hoy ya es parte de su pasado, todavía tiene 2 meses y medio por delante para cerrar el 2022 con llave de oro.
Mi vida estuvo estancada, hasta que decidí hacer un pacto…
Me iban a amputar un dedo, debido a que estaba con gangrena, pero, yo no tenía dinero para hacerme esa operación.
Un familiar me invitó a la Iglesia Universal al verme en ese estado, ella me contó su testimonio, de como Dios la había curado y su vida había sido transformada, eso me trajo esperanza y decidí aceptar su invitación.
El primer día llegué a la reunión muy cansado y sobrecargado de la vida que llevaba, pues no tenía paz, no conseguía dormir por las noches, era problemático con mis padres, hermanos, sin embargo, yo quería, aunque sea un poco de paz, y la conseguí, aquel día dormí como nunca. En tres semanas mi mano se deshinchó.
Comencé a participar de las reuniones, mi vida mejoró un poco, pero mi vida económica estaba mal, desempleado e incluso prestaba para el pasaje. Pero todo cambió, el día que decidí hacer un Pacto con Dios, sólo entonces, las puertas cerradas se abrieron, empecé a estudiar, obtuve mi primera profesión y estoy a punto de obtener la segunda, mi vida económica está bendecida y tengo paz. Aprendí que quien obedece no padece.
•• Sr. Jorge Castillo