Hoy en día, las mujeres están tan preocupadas en ser independientes que se olvidan de ser una mujer admirable. En busca de la conquista, muchas se transforman en gruñonas, irritables, impacientes e incluso mal educadas.
No tiene nada de malo ser una mujer independiente, pero usted puede ser admirable también. Aquí hay tres consejos que aprendí con mi mamá (a quién admiro mucho).
1. Colóquese en el lugar de otras personas y haga lo que le gustaría que hagan por usted: me acuerdo que una vez que un nuevo pastor y su esposa llegaron al país en el que trabajábamos y se quedaron en nuestra casa en aquel momento. Ellos estaban cansados del viaje, de la mudanza y del huso horario. Alrededor de una hora más tarde, mi mamá, que estaba de visita también en ese momento, se ofreció para ayudar a la esposa del pastor y planchar las camisas de su marido. Obviamente, se notaba que la joven estaba un poco tímida para aceptar la propuesta; pero mi mamá insistió. Agarró la tabla de planchar y la plancha. Le pidió a la joven que fuese a buscar algunas camisas de su marido y que ella las iba a planchar para que él las pudiera usar durante la semana. Me acuerdo que pensé:”Mi mamá es increíble”.
2. Sea un donante siempre: uno de los hábitos de mi mamá, quién es muy agradable según aquellos que la conocen personalmente. No exagero cuando digo que cada vez que voy de compras con mi mamá, ella compra algo para alguien. Puede suceder de la siguiente manera: “Estoy yendo a visitarla la semana que viene y le quiero regalar un buen par de zapatos”. O así: “Ella es tan buena con nosotros, le quiero regalar algo”; o si no, de esta otra manera: “Es el cumpleaños de tal o cual persona la semana que viene”. Y encima, ella no tiene una agenda con los cumpleaños de las personas sino que todo está en su memoria. ¿Cómo logras eso, mamá?
3. Piense en los demás con más frecuencia: mi mamá no es el tipo de mujer que va a encontrar en un grupo. Ella no sale prácticamente, una característica que es muy apreciada por mi papá. Sin embargo, ella busca que las personas sepan que se preocupa por ellas. Un chofer de la iglesia tuvo que operarse y mientras yo observaba a mi mamá cuando le preguntaba cómo se sentía, qué podía comer y lo que tenía que hacer para minimizar los efectos del post-operatorio; me acordé que a veces estamos tan enfocadas en nuestras vidas que nos volvemos ciegos para ver lo que está sucediendo a nuestro alrededor.