Si estás en la adolescencia o en la etapa de los 20, debes saber que todo exceso por el que has hecho pasar a tu cuerpo ahora ¡se volverá contra ti algún día! Exceso de golosinas, hábitos irregulares de sueño, dieta yo-yo, rehusarte a hacer ejercicio físico, ignorar exámenes médicos u odontológicos… todo va acumulándose en tu sistema. Y aunque pienses que estás bien, acabarás teniendo problemas cuando menos lo esperes, salvo que realices algunos cambios drásticos ahora.
– ¡Pero yo vivo por la fe!
Bien por ti. Entonces, vamos a agregar un poco de inteligencia a esa fe.
Cuando una mujer llega a la menopausia, la manera en que ella ha tratado de su salud será vista en todos sus dolores, hinchazón, insomnio, olas de calor, aumento de peso, presión arterial elevada y mucho más. O ella puede envejecer con gracia. Todo depende de cómo cuidó de sí misma. Dios creó a todas las mujeres para que fuesen capaces de entrar en la menopausia sin todo el drama que muchas de nosotras pasamos. ¿Cómo?
Arriba de nuestros riñones están dos pequeñas glándulas suprarrenales. Ellas producen adrenalina y cortisol, hormonas que llenan nuestro cuerpo de energía cuando necesitamos un refuerzo. Por ejemplo: cuando sucede un accidente o algo nos atemoriza, o incluso cuando tenemos que hablar delante de una multitud, o cualquier otra situación en la que nos sentimos un poquito amenazadas, nuestro corazón dispara, el estómago se retuerce y los músculos se contraen, y entonces corremos o enfrentamos la situación. Estas glándulas producen exactamente las mismas hormonas que nuestros ovarios: el estrógeno, la progesterona y la testosterona. Estos son las adorables hormonas femeninas, que nos mantienen dóciles, felices, femeninas, alertas y mentalmente capaces de ejecutar las muchas tareas que tenemos como madres, esposas, hijas, empleadas, jefas, consejeras, profesoras, limpiadoras, cocineras y todo lo otro que las mujeres generalmente hacen todos los días. ¡Dios las bendiga!
Entonces, cuando nuestros ovarios comienzan a disminuir la producción de hormonas, comienza la jornada rumbo a la menopausia (generalmente, alrededor de los 30 o 35 años, aunque los cambios no sean visibles en esta fase). Nuestras glándulas suprarrenales tienen el rol de asumir la producción de estas hormonas gradualmente, a fin de mantenernos equilibradas y saludables, aunque los niveles de estrógeno estén cayendo lentamente. Cuando llegamos a los 50 años de edad, comenzamos el proceso de transición de mujeres fértiles con el potencial de tener varios bebés saludables a mujeres maduras que ya no producen óvulos y que ya no tienen la necesidad de períodos menstruales. Lo ideal sería que nuestras glándulas suprarrenales mantuviesen nuestras hormonas equilibradas, permitiéndonos envejecer con gracia y hacer mucho más para Dios, una vez que nuestros hijos ya están crecidos, nuestros matrimonios estables, y nuestras experiencias nos hayan hecho más sabias y capaces de servirlo como nunca antes. ¡La menopausia debería ser una fase maravillosa y agradable de la vida!
El próximo sábado: 7 consejos para fortalecer las glándulas suprarrenales y disminuir el estrés.