Lizzy se despertó feliz, pero cuando fue a buscar a su papá, él ya se había ido a trabajar.
– Mamá, ¿vamos a pasear hoy?
– Lizzy, mamá no durmió muy bien esta noche; pero Kara te puede llevar. ¿No es cierto, Kara?
– ¡Claro! Apenas termine de preparar el almuerzo para ustedes, salimos. ¿Está bien, Lizzy?
Estaba claro para Lizzy que su mamá ya no la extrañaba tanto. Ella solamente se quedaba en la computadora, no la abrazaba más, no conversaba más con ella ni se sentaba más para comer con ella. Lizzy extrañaba a su papá, quién aunque trabajaba durante todo el día, siempre separaba un tiempito para estar con ella.
– Yo quiero hablar con mi papá.
– Hija mía, tu papá está trabajando ahora.
Lizzy habló todavía más alto.
– ¡Yo quiero hablar con mi papá!
Lynn miró a Lizzy y le habló en voz alta y firme.
– ¿Qué falta de respeto es esa?
Lizzy se apartó de ella y fue a llorar en el rincón del living. Sin embargo, Lynn continuó:
– Si hablas conmigo de esa manera una vez más, te vas a quedar castigada en tu habitación, ¿me entendiste? Y, no hay paseo para ti hoy…. ¿Entendiste Kara? Hoy, Lizzy se queda en casa.
– Sí, señora.
– Lynn salió del living y se fue hacia su dormitorio, por lo menos ahí, nadie la molestaría. Al subir las escaleras, ella vio que su suegra salía de su habitación con cara de querer saber que había sido todo ese griterío ahí abajo.
– Buen día, Sra. Joyce.
– Buen día, Lynn. ¿Está todo bien? Oí algunos gritos.
– Está todo bien. Fue Lizzy que se portó mal desde temprano.
– Ay, querida. Simplemente, ella está sintiendo tu falta.
-¿Mi falta? Pero, si yo estoy todo el día acá en casa. No salgo nunca.
– Tú estás en casa, pero no estás con ella.
– Bueno, me voy para mi habitación porque no dormí bien esta noche. Si necesita alguna cosa, me llama. ¿Está bien?
– Está bien, Lynn. Buen descanso.
– La habitación de Lynn estaba toda desordenada. Carl no la arregló antes de irse y ella ya no sabía cuando había sido la última vez que alguien había limpiado su habitación. Desde que llegó, no había separado todavía un tiempo para limpiar el dormitorio y Kara no entraba allí. Lynn bajó de nuevo, agarró algunos productos de limpieza y comenzó a limpiar su habitación. Por lo menos, al estar ocupada, ella podría dejar de pensar en su madre bloguera.
Era la hora del almuerzo y Lynn estaba todavía limpiando su dormitorio. La señora Joyce la llamó, pero ella no la escuchó. Kara subió para golpearle la puerta, pero Lynn tampoco la atendió. Lynn tenía auriculares en sus oídos y estaba escuchando música movida para sentirse animada. La familia almorzó sin ella.
Después de casi una hora, Lynn descendió y vio que todos ya habían almorzado. Lizzy estaba mirando televisión en el living con Kara y no la miró a ella.
– ¿Usted quiere que le caliente la comida?
– No, no es necesario.
– Nosotros fuimos a avisarle a su habitación, pero no nos atendió.
– Estaba escuchando música. Está todo bien. Y, ¿mis suegros ya comieron?
– Sí y ya están descansando.
Lynn se dio cuenta que aunque conversaba con Kara, que estaba al lado de Lizzy, ella no la miraba.
– Lizzy, ¿quieres llamar ahora a tu papá?
– No.
– Hija mía, ¿estás enojada con tu mamá?
– Sí.
– Pero, tú me gritaste y eso no se hace.
– Tú me gritaste también. No quiero hablar contigo.
Lynn se sintió mal porque sabía que se había equivocado con su hija. Después de almorzar, ella intentó nuevamente.
– ¿Quieres ir al parque conmigo?
– No.
– ¿Qué es lo que quieres, Lizzy?
– ¡Quiero que te vayas!