¿Ya pasó por alguna de estas experiencias?
*¡Me encantó tu sandalia! ¿Dónde la compraste? Y, a la semana siguiente la persona está con la misma sandalia.
*¡Que lindo vestido! ¿Cuál es tu tienda preferida? Y cuando se encuentran se da cuenta de que ella compró todo lo mismo para ella.
*Usted usa determinadas expresiones, habla de una manera peculiar. Y, de repente está allí una copia hablando igual que usted.
* ¡Que corte de pelo más moderno! Ella va a la peluquería y pide el mismo corte que usted.
Hablemos aquí solo entre nosotras, ¡“eso no es nada bueno, nadie merece estar en esa situación”!
Claro que es natural la observación del ser humano, hay quien observa porque quiere aprender, otros porque quieren copiar y hay están aquellos que incluso lo hacen para criticar… Pero, todos, principalmente nosotras las mujeres, observamos mucho.
Fuimos creadas de forma única, por lo que somos muy diferentes en habilidades, gustos y apariencia. La envidia nace cuando se mira para el otro sintiéndose incapaz, inseguro e inferior.
En todos los lugares en los cuales convivimos pueden haber personas así. Algunas usted hasta logra identificar fácilmente, pero hay otras que jamás sabrá.
Usted ya debe haber escuchado confesiones de adulterios, robos, mentiras y hasta asesinatos, pero es muy difícil oír a alguien admitir que es envidioso. No porque es raro, al contrario, la envidia existe entre los familiares, hermanos, amigos, colegas, vecinos, hasta dentro de la iglesia usted no estará libre.
Engañase quien piensa que eso es un simple sentimiento sin grandes consecuencias, vea los ejemplos abajo:
* Usted conoce la historia de los hermanos Abel y Caín, la primera familia de la Biblia. Caín cuando fue reprobado por Dios al presentar su sacrificio, podría muy bien pedir perdón y buscar una nueva oportunidad para hacer lo correcto. Pero, su corazón estaba tan dominado por la envidia, que el siguiente sentimiento malo fue el odio y el asesinato de su hermano Abel.
* Isaac prosperó, fue riquísimo, logró a través de su trabajo una multitud de ovejas y bueyes y también otra multitud de filisteos envidiosos, que todas las noches tapaban sus pozos con tierra.
* José sufrió por las manos enemigas, pero fue victima de sus propios hermanos, devastados al ver el cariño que él recibía de su padre, resultado de su espiritualidad y elecciones ciertas.
* Y el más envidiado de todos fue Nuestro Señor Jesús, que fue perseguido y sufrió desde su nacimiento. Reyes y religiosos seguían sus pasos, pero no porque creían en Él. Oían sus enseñanzas, pero no porque querían practicarlas, sino porque tenían sus almas dominadas por la envidia de Él.
Que la alegría del otro, sea también motivo de la nuestra. No hay como esconder un sentimiento malo, por más que uno se esfuerce, por medio de una palabra o actitud, acabará apareciendo.
La envidia es como un iceberg, aparece solo la puntita, pero por debajo existe algo enorme comprometiendo la salvación. Cuidado para no tener eso escondido en su interior.
Y, aunque no haya envidia, guarde este consejo: si usted tiene una amiga que le gusta una tienda y a usted también le gusta la misma, ¿qué tal renunciar y dejar la exclusividad a ella? O entonces, pregunte a la vendedora, si su amiga ya compró aquella prenda. Vea que prueba linda de amistad, deje que su amiga brille.
¿Ella acabó de comprar un bolso que usted quería? Busque otro modelo para poder disfrutar de su nuevo regalo.
¿Usted ya vivió una experiencia con un envidioso?
¿Ya fue perjudicado a causa de la envidia?
¿Qué tal mandar un recado para los envidiosos y los envidiados?