Vamos a comenzar el post de hoy meditando en un versículo que está en tu Biblia (y sería muy bueno que la usases más veces jaja). Vamos a leer el capítulo 18, versículo 2 de Proverbios. ¡Empecemos! ¡Sin desánimo! Vamos juntas:
“No toma placer el necio en la inteligencia, sino en que su corazón se descubra”.
¡Mira solo que interesante! Ese versículo bíblico revela muchas cosas sobre las personas “interesadas” que están en la iglesia. No estoy diciendo que tú eres una de ellas, tal vez lo seas. ¡Tú lo vas a saber! Yo, hace unos años atrás, ya fui así: ¡interesada de verdad! Yo era egoísta, quería las bendiciones y no me importaba el Bendecidor. Lo que yo quería de verdad era solucionar los problemas, salir de ese lugar. ¿Sabes? Y aún así, me indignaba que el tiempo pasase y no sucediese nada. Pensaba dentro de mí: “¡No es posible! Yo estudio mucho, casi no duermo, no tengo vida social y ni siquiera tengo tiempo para estar con mi familia. ¿Iglesia? ¿Qué iglesia? ¡Solo los domingos! ¡Y mira! ¡Yo no creo que no estoy siendo bendecida! Lo que se siembra, se cosecha; ¿no es cierto? Y, ¿dónde están mis frutos?” Bueno, el tiempo pasó realmente y durante un año entero yo patiné con mis estudios y no salí del lugar. ¿Por qué? Porque yo era una tonta. Literalmente, una mujer tonta. ¡Yo no estaba preocupada con la verdadera sabiduría! Yo, apenas, estaba preocupada en que se manifestase aquello que agradaba a mi corazón. Yo quería satisfacer mi “yo” y listo. Mi objetivo era aprobar el examen de ingreso a la universidad. ¿Cómo? Teóricamente, yo solamente necesitaba estudiar (ya, ¡quién pudiera!).
El secreto para que conquistes amiga, es que busques la verdadera sabiduría. Cuando tú entiendes que Dios es la propia sabiduría, entonces las cosas quedan mucho más claras y visibles. Ahí, tu me dices: “Pero, Quel…Todo bien”. ¡Yo entendí! ¡Pero, no sé cómo adquirir esa sabiduría!”. Si ese es el problema, entonces vamos a resolverlo ahora.*;) guiño Mira aquí una recetita bíblica escrita en el libro de Santiago 1:5.
“Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”.
¡Caramba, vida! Si tú sabes que tienes un pote de oro a tu disposición y sabes que para tenerlo en tus manos apenas necesitas pedirlo, ¿qué es lo que estás esperando? ¡Está escrito que para tener sabiduría, solamente hay que pedirla! ¡Y Dios la dará! ¡Pero entiende! Esa sabiduría no es la sabiduría que se usa en las escuelas y universidades. ¡No! Dios no va simplemente a descender sobre ti y entonces, vas a resolver la prueba de matemática. (Ahh, ¡qué sueño! jaja) ¡Al contrario! ¡Tú tendrás que estudiar! ¡Y mucho! Pero ahora, con la sabiduría de Dios adentro tuyo. ¡Qué es infinitamente mejor que la sabiduría empleada por los hombres! Entonces, tú tendrás ánimo. ¡Fuerza! ¡Tú estarás enfocada en los estudios! ¡Tendrás sabiduría no solamente para estudiar! ¡Porque la sabiduría de Dios no es limitada! Pero también, tendrás sabiduría para hablar, comportarte, actuar, mirar y pensar. Amiga, por favor: ¡No desprecies eso! ¡Deja de patinar! Deja el orgullo de lado y sométete a las cosas que realmente funcionan. En este caso, es tu comunión con Dios.
“El principio de la sabiduría es el temor es el temor del Señor; Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza”. (Proverbios 1:7)
A veces, tú te quedas comparando con Fulana, Ciclana…¡Quieres tener la vida que ellas tienen! Nadie sabe, pero ahí en tu interior, tienes una cierta envidia sana de las personas que están delante tuyo, que están “teóricamente” mucho más felices y realizadas que ti. ¡Yo no sé si tu lucha es en relación a tus estudios! ¡Puede ser que no! Tal vez, sea en tu matrimonio, con tus hijos, con tus padres, con tus amigos, contigo misma. ¡Pero eso, en realidad, es lo que menos importa! ¡No seas una cristiana envidiosa!
Amiga, entiende. Tu lugar en el mundo no ocupa el lugar de nadie. No es necesario anular a una persona para ser alguien.
Mira para ti. Lucha por ti. Importate contigo. Quedarte anhelando el éxito de tu prójimo, no te hace mejor que él ni te disminuye. Apenas te hace un cristiano apagado y podrido interiormente.
Ser cristiano es ser como Cristo. No recuerdo que Él sea envidioso. O, ¿yo estoy equivocada?
“El corazón apacible es vida de la carne; más la envidia es carcoma de los huesos”. (Proverbios 14:30)
¡Deja un poco esa rutina desenfrenada! ¡Para un poco! ¡Siéntate! ¡Para y piensa! Tal vez, tú hayas sido tonta hasta aquí como yo también fui un día. Pero hoy, ¡todo puede ser diferente! Sé sabia. La receta tú ya la sabes. ¡Cuídate! ¡Blíndate!
Nos vemos por ahí, o por aquí.
Quel Delatorre.
P.D: La semana que viene tendremos una novedad. (Uhuuu) ¡No veo la hora de contarles! Las espero.
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