¿Sería una casa, un coche nuevo, un viaje a Disney World, un bolso de Chanel, una tarde con una de las celebridades de Hollywood, un matrimonio feliz, una gran familia, un perfil de millonario, viajar por el mundo…?
Ahora piense desde otro ángulo, uno del que casi nadie habla, es más, el cual a nadie le gusta pensar pero cuando venga el día de su muerte, ¿que diferencia harán esos sueños para usted entonces?
Bueno, no hay más que un sueño que sirve para incluso después de nuestra muerte: la vida eterna en el cielo.
Sueño con ese día, el día en que ya no voy a estar en riesgo de perder mi salvación porque en vida, el riesgo es grande. Hay tantas distracciones, tantas preocupaciones, tantas tentaciones, que para muchas personas, este sueño resulta ser muy duro, y se dan por vencidos. Prefieren vivir en el aquí y ahora, que se puede sentir en el momento, mientras están vivos, aprovechan todo lo que pueden, como si la muerte fuera el final de todo … pero no.
Nuestra muerte es el comienzo de nuestra eternidad.
Y en esa eternidad, si estamos en el cielo, vamos a estar bien, pero si no …
Es por eso qué el cielo es mi mayor sueño.
Es un logro que sólo alcanzaré en el día de mi muerte, por eso me alejo de todo y de todos los que podrían poner mi salvación en riesgo, y me acerco a todos y a todo lo que puede contribuir para que pueda mantenerla en aquel día.
Estimado amigo, la salvación eterna no está garantiza para nadie …para conquistarla es día tras día. Hoy por ejemplo, usted está leyendo este post y todavía tiene la oportunidad alcanzarla … mañana puede ser demasiado tarde. Como lo ha sido para muchas personas que no quieren pensar en el mañana …
¡Por lo tanto, el que piensa estar firme, tenga cuidado de que no caer! (1 Corintios 10:12)
Haga de su salvación su mayor sueño y estará siempre en día.
En la fe.