Tú ya no temes a la muerte. Sabes que aún después de ella, vivirás, dígase de paso, vivirás mucho mejor. Sabes bien que todo pasa y no te encariñas a nada, y sólo una cosa te importa: tu eternidad.
Todo lo que inviertes está relacionado con tu eternidad. Tus amistades, tu matrimonio, tu carrera, tus estudios, tu comportamiento… todo con un sólo objetivo. Por eso una es cuidadosa con quien se casa… no se casa con cualquier “guapetón” que dice ‘yo te amo’. Tú exiges mucho más de aquello que tus ojos te muestran.
No guardas rencor, no vives en el error, y evitas lugares y personas que puedan llevarte a los malos caminos – todo a causa de tu eternidad. Gozan de ti hoy, y ¿después?
El día de hoy no importa, lo que importa es tu eternidad.
Continúa mañana…