Tu cambio comienza en el interior y tu exterior trasmite eso. Tu rostro tiene un brillo diferente, transmite una paz incomprensible, incluso en su manera de vestir. Ya no te preocupas con lo que van a pensar de ti, tienes tu propia personalidad y conciencia de lo que es correcto y de lo que no es.
Cada día que pasa mejoras como persona, aún equivocándote, aún con tantos fallos, siempre sales bien de ello, pues usas eso para crecer y madurar. No tienes miedo de envejecer, al contrario, ves la edad como oportunidad para mejorar como persona y hacer más por los demás.
Vivir lejos del pecado ya no es tan difícil para ti. El nuevo nacimiento te da un nuevo nombre, el cual nadie consigue pronunciar. Ya no eres más la misma, ya no quieres sólo aquellos sueños de antiguamente… hasta tus sueños se transformaron.
Vives hoy para el mañana y lo que pasó, pasó.
Mañana continuará…