“Yo soy el Señor tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí” (Éxodo20.2-3)
No es en vano que Dios inicia Sus Mandamientos con la base para todos los demás, dejando bien en claro quién es quién, Él solamente es Dios de aquellos que lo ven como único Dios. Él no comparte esta posición con nadie más, incluso porque nadie es como Él. Por más que las personas idolatren a todo tipo de dioses, ninguno de esos “dioses” puede realizar un ser humano como Él.
Si miras la novela “Los Diez Mandamientos” ya has visto cómo los egipcios adoraban a otros “dioses”. Fue de una sociedad así que Dios libró a Su pueblo, por lo tanto era de esperar que ellos creyesen que Él era un dios más… es por eso que Dios ya dejó bien en claro al comienzo. Yo no soy uno más.
¿Y quién quiere ser uno más?
¡Yo no quiero! Lejos de mí ser una mujer más en este mundo, una esposa más para mi marido, una madre más para mi hijo, una amiga más para mis amigos. Dentro de mí nunca acepté ser una más… creo que a nadie le gustar ser una más en la multitud o un número en las estadísticas. Todo el mundo quiere ser único.
¿Sabes lo que hace a una persona ser justamente una más?
Cuando ella actúa como cualquiera. Cuando sigue a la multitud. Cuando no se destaca en nada en la vida. Cuando se satisface con cualquier cosa…
Cuántas mujeres se conforman con hombres que las tratan como una cualquiera… Pasan una noche con un hombre para transformarse en una más en la lista de mujeres que durmieron con él. Van a los bailes y están con hombres para allí entrar en la lista de mujeres que estuvieron con aquel aquella noche. Aceptan vivir con él para transformarse en una mujer más que no sabe si es esposa o novia.
Dios no fue un dios más para Su pueblo, ni para los egipcios, que por más que no creyesen en Él, tuvieron que ver Su poder en vivo y en directo, a través de las diez plagas. Tuvieron que tragarse todo preconcepto que tenían en contra de los hebreos y no solo eso… perdieron la batalla final de forma humillante: fueron ahogados en el Mar Rojo. Dios se mostró único, pues Él es Único.
Sólo quien vive esta fe en un Dios Único puede de hecho ver Su poder.
Pero están quienes piensan que viven esta fe, pero por ignorancia mantienen otros dioses. Son los creyentes que viven como si Dios no existiese. Pasan por todas las plagas que lo que no creen en Dios pasan. Caen en depresión, piensan en suicidarse, viven en la miseria económica, están siempre enfermos, no son felices en el amor, y dan un pésimo testimonio de cristianos. Lo que ellos no saben es que todo esto se debe a los otros “dioses” que sirven… El “dios” del dinero, carrera, marido, novio, hijo, nieto, padres, país, fama, automóvil, belleza, moda, redes sociales (¡por increíble que parezca!).
Cuando la vida girar alrededor de alguna cosa o persona, ella se transforma en un “dios”. El problema es que ella es y siempre será incapaz de cumplir el rol del verdadero Dios, el Dios de Israel. Es por eso que la gente se decepciona tanto. Esperan mucho y reciben poco.
Estudian, trabajan, sacrifican para conquistar un status que al final del día no logrará realizarlas por completo. Aman, se entregan, se sacrifican por alguien que acaba traicionando su confianza, desvalorizándolas, llevándolas a sufrir por amor.
Sí amigas, ningún “dios” en este mundo tiene el poder de realizarte. Solo hay un Dios y Él solo es Dios de aquellos que Lo hacen el Único Dios en sus vidas.