Fui atropellado por un auto, mi esposa sufría de constantes dolores de cabeza, mi hijo a causa del consumo de drogas estaba con problemas en la salud, yo como padre me desesperaba porque los médicos no podían diagnosticar lo que él tenía.
Todo lo que sucedía causaba pleitos y peleas dentro del hogar, mis hijas estaban creciendo en un ambiente de peleas, miseria y enfermedades.
Llegaba momentos en que no teníamos para comer, para las medicinas, ni en las tiendas nos querían fiar. Como muchos queríamos todo pero no teníamos condiciones de nada.
Un domingo llegué a la Iglesia Universal y desde entonces todo cambió.
Para mi participar de cada reunión fue como recibir un tratamiento que curó todo en nuestra vida Hoy todos estamos curados, libre de vicios, consecuentemente prosperamos y conseguimos colocar nuestro propio negocio.
Ahora no nos hace falta nada, tenemos paz, hay respeto, consideración, nos apoyamos en todos y somos realmente felices.