Continuación del post de martes…
Rebeca escuchó todo lo que Isaac le dijo a Esaú y se indignó. ¡Cómo pudo Isaac hacer eso después de todo lo que Esaú presentó durante todos estos años!
“Entonces Rebeca habló a Jacob su hijo, diciendo: He aquí yo he oído a tu padre que hablaba con Esaú…Ahora, pues, hijo mío obedece a mi voz en lo que te mando. Vé ahora al ganado, y tráeme de allí dos buenos cabritos de las cabras, y haré de ellos vianda para tu padre, como a él le gusta; y tú las llevarás a tu padre, y comerá, para que él te bendiga antes de su muerte…Y tomó Rebeca los vestidos de Esaú su hijo mayor, los preciosos, que ella tenía en casa, y vistió a Jacob su hijo menor; y cubrió sus manos y la parte de su cuello donde no tenía vello, con las pieles de los cabritos; y entregó los guisados y el pan que había preparado, en manos de Jacob su hijo”.
Rebeca planeó todo, pensó en todo…Si su marido no quería hacer lo que Dios le había mostrado durante todos estos años, ella lo tendría que hacer aunque sea de una manera desagradable…Y, así, Jacob se hizo pasar por Esaú y engañó a su padre; quién lo bendijo en lugar de Esaú.
Cuando Esaú llegó y vio lo que había pasado, le imploró a Isaac que lo bendijese; pero, lo que a él le quedó fue lo siguiente:
“Entonces Isaac su padre habló y le dijo: He aquí, será tu habitación en grosuras de la tierra, y del rocío de los cielos de arriba; y por tu espada vivirás, y a tu hermano servirás; y sucederá cuando te fortalezcas, que descargarás su yugo de tu cerviz”.
¿Por qué será que, ahora, la bendición de Isaac era tan importante para Esaú? Ahora que él no la tenía más. Porque Esaú finalmente reaccionó. Si la bendición no era de él, ¿qué le quedaba? ¡La maldición!
Y es así que muchos hijos de cristianos viven…en una maldición. Se viven torturando en el mundo de afuera, intentando una cosa aquí, otra allí, no se deciden, quieren seguir esa carrera, aquella otra…pero nada les satisface. Después, viene la culpa pero, como siempre se ponen en contra de los padres.
“Ustedes nunca me dieron la chance de vivir una vida normal”.
Viven culpando a los padres, a la iglesia, a la fe en Dios…Así como Esaú..
Fuente: Blog de Cristiane Cardoros