Era borracho, estaba a punto de separarme de mi esposa. Estuve al borde de la muerte, ya que por el alcohol tenía la sangre intoxicada, los médicos me desahuciaron y me mandaron a morir a la casa.
En aquel entonces tenía 14 años de casado, pero también eran 14 años de problemas, estaba en una pandilla, tomaba todos los días, me drogaba y consecuentemente estuve preso.
Mi esposa sufría por mi causa, mis hijos muchas veces no comían en todo el día.
Desde que llegué a la Universal tuve paz, y tras participar de la Campaña de Israel todo cambió.
Fui liberado del vicio, dejé las pansillas, mi matrimonio fue restaurado, me volví un hombre responsable y amoroso, mi hija fue curada al igual que yo.
Hoy, luchamos juntos en todas las cosas y servimos a Dios no apenas por gratitud, servimos para dar a otros lo que hoy nosotros tenemos.